NOTA: El 4 de febrero de 2014 la casa acreditadora Standard & Poor’s degradó a nivel de chatarra la deuda del Estado Libre Asociado, el Banco Gubernamental de Fomento, los Sistemas de Retiro y la Autoridad de Carreteras. Este escrito fue originalmente publicado durante el mes de octubre de 2013.
Hace algunos años un gran amigo que trabaja en los medios de comunicación del país nos contó la siguiente anécdota:
El medio para el cual trabajaba había contratado unos consultores externos para que estudiaran el mercado local y posteriormente presentaran sus recomendaciones de cómo mejor penetrarlo. Cuenta nuestro amigo que luego de llevar a cabo su estudio los consultores se reunieron con los gerenciales del medio para divulgar sus resultados y recomendaciones, según lo acordado. Los consultores comenzaron su exposición señalando la siguiente curiosidad: un sector significativo de la población comenzaba su lectura del periódico echándole un brevísimo vistazo a la portada para luego voltearlo rápidamente a la contraportada y comenzar su lectura del periódico por la sección de deportes.
Algo así observaron y reportaron:
Homo portoricensis leyendo el periódico. Presumimos que de ahí surge la idea de poner anuncios gigantescos en la contraportada.
Así pues, una gran parte de la población comienza su lectura del periódico leyendo la última página de éste. ¿Les sorprende? A mi tampoco.
¿Por qué hacemos esto? La contestación científica no la sé. No soy ni antropológo, ni sociólogo, ni psicólogo, ni vendo Herbalife. Esa explicación metódica se las debo. Lo que sí tengo es una sospecha: queremos escapar de la realidad que nos asedia. ¿A quién rayos le gusta leer de masacres, corrupción, crisis económica y mal gobierno a primera hora del día? ¿Alguna paz merecemos, no? Así pues, buscamos refugio, respiro y héroes en las páginas deportivas. Desafortunadamente refugiarse en las páginas deportivas no es del todo efectivo. ¿Por qué? Porque el deporte, al igual que muchos otros renglones de la sociedad puertorriqueña, está inexorablemente ligado a la actividad gubernamental y, por ende, al vaivén político-electoral.
El artículo de Luis Santiago Arce de El Nuevo Día titulado “Brujería Deportiva” publicado el pasado sábado 2 de noviembre sobre las actividades deportivas en el Municipio de Guayama ilustra perfectamente porqué no se pueden leer las páginas deportivas en el vacío. Veamos.
I
Según el artículo, los apoderados de los equipos profesionales brujos admiten que operan las franquicias deportivas localizadas en el Municipio con estrechez, dificultad y mucho sacrificio. Queda claro que sin aportaciones gubernamentales, tanto municipales como legislativas, la práctica profesional del deporte en Guayama desaparecería. El apoderado de los Brujos de Guayama del BSN, equipo semifinalista en el torneo pasado, admitió que su equipo recibe una aportación monetaria del Municipio de Guayama de $200,000, y aún así tiene pérdidas de $150,000. El apoderado de los Brujos del béisbol Doble A también admitieron que sobreviven gracias a aportaciones municipales y legislativas que ascienden a $100,000.
Guayama es solo la punta del témpano. La mayoría, por no decir todas, de las franquicias deportivas profesionales en Puerto Rico reciben (léase dependen de) fondos públicos para su subsistencia. Año tras años gobiernos municipales invierten millones de dólares para tener franquicias deportivas jugando en su municipio. ¿Las razones? Múltiples. Ego; agenciarse la “gesta” de traer una franquicia profesional al Municipio; mejorar la reputación del Municipio; “fomentar el deporte”; “fomentar el desarrollo económico en el Municipio”; promover la oferta de actividades sanas para el disfrute de toda la familia, entre otras. No es el objeto de este ensayo discutir los méritos de estas razones. Eso podrá ser tema de un futuro ensayo. Lo que sí es importante es darse cuenta de que sin fondos públicos no hay deporte profesional en Puerto Rico. Así de sencillo.
Otros ejemplos recientes:
Mets de Guaynabo,[1] los Puerto Rico Islanders[2] y los Gigantes de Carolina de la LBPPRRC[3][4]
Si las franquicias dependen de asignaciones municipales para operar, ¿qué ocurre cuando las arcas del Municipio se desinflan? ¿Qué le sucedería a los equipos del BSN si Puerto Rico renegocia la deuda con sus bonistas? ¿Qué le sucedería al béisbol Doble A, a la pelota invernal, al voleibol de la montaña si los bonos de Puerto Rico son declarados chatarra?
II
Aquéllos que hemos tenido la dicha de viajar en avión fuera del país podemos dar fe de lo lindo que es Puerto Rico desde el cielo. Verdadero deleite a la pupila. También podemos dar fe, especialmente aquellos de nosotros que hemos regresado durante horas de la noche, de la sábana de parques de pelota y pistas con luces prendidas en toda la costa norte de la Isla. Siempre me curioseó saber el porqué.
Hace varias semanas el periódico el Nuevo Día reportó sobre los subsidios millonarios que reciben los Municipios de parte de la AEE. En resumidas cuentas: los Municipios no pagan luz. Punto. Así pues, mystery solved! ¿Qué le importa al Alcalde o a su director de deportes y facilidades, si la energía consumida en las instalaciones no la paga el Municipio?
Pues déjeme informarle que a usted sí le debe importar, porque esa luz usted la paga en su cuenta de AEE todos los meses.[5]
Los oficiales municipales a cargo de la Oficina Municipal de Recreación y Deportes de Guayama (“ORD de Guayama”) añadieron que las franquicias en la Ciudad Bruja “…reciben el privilegio de uso gratuito y mantenimiento de sus respectivas instalaciones deportivas, incluyendo harta personal de seguridad y materiales…”. Se les olvidó un privilegio adicional que reciben las franquicias: el subsidio del costo energético.
Un aspecto interesante de esta ecuación es que las ligas profesionales locales exigen a las franquicias a jugar sus partidos como locales en canchas con aire acondicionado. Fíjese que todos los equipos profesionales del país, sin excepción, juegan en canchas municipales.
¿Ese aire a to’ suiche que está refrescándole mientras vitorea a su equipo preferido? Muchas gracias, eso lo paga usted. Las ligas profesionales no sólo le piden a usted que pague el boleto de entrada, sino que indirectamente le exigen que pague los costos energéticos también.
¿Qué sucedería en nuestras ligas profesionales si este subsidio es eliminado? ¿Qué consecuencias deportivas acarrería la privatización parcial o total de AEE?[6]
III
El COPUR y sus federaciones se nutren, en gran parte, de asignaciones gubernamentales a nivel central. Los clubes de dichas federaciones se nutren de asignaciones municipales y juegan en parques y facilidades municipales. Por lo tanto, el desarrollo de nuestros atletas, desde alto rendimiento hasta liga pampers, está a la merced de aparatos políticos en todos los niveles. Veamos el ejemplo concreto del Municipio de Guayama.
El Director de la ORD de Guayama indica que ofrecen “apoyo económico y logístico a una amplia lista de organizaciones deportivas y recreativas a nivel comunitario…proveemos al equipo y al pueblo las facilidades necesarias…”. Es imposible desligarse de la realidad política y fiscal del país. El Municipio prácticamente controla la infraestructura organizacional y/o física de todos los deportes infantiles y juveniles del país. Esa liga o club donde su hijo, nieta, sobrino o ahijada juega y aprende los fundamentos básicos del deporte no florece en el vacío; se ve directamente afectada por quién lleva las riendas municipales, el proceso legislativo estatal y/o recortes federales a fondos municipales.
IV
Forzoso es concluir que lo cubierto en las primeras planas y primeras páginas de los rotativos del país incide en la actividad deportiva del país y en la mera existencia de las secciones de deportes que leemos prioritariamente para distraernos.[7] Mucho se habla del principio de autonomía deportiva puertorriqueña; pero la cruda verdad es que la falta de autonomía fiscal de los organismos deportivos puertorriqueños hace imposible que un divorcio entre política y deporte se concrete. Enajenarse de las primeras páginas del periódico no es una opción para el fanático deportista. Esa es la triste realidad del Puerto Rico del Siglo 21.
Jorgito Desde las Gradas
BACK TO POST ENDNOTES:
1. El Municipio de Guaynabo hace asignaciones de cientos de miles de dólares para subsidiar la operación de franquicias de voleibol y baloncesto masculino en su Municipio. Se comenta a voces que sin esta asignación, las franquicias en Guaynabo no podrían competir. Esto quedó confirmado a principios de febrero 2014 cuando quedó confirmado que la franquicia de baloncesto de Guaynabo recesaría durante la temporada de 2014. Su regreso al BSN para el 2015 está en veremos.
Curiosamente durante la pre-temporada 2013 el Alcalde comentó durante la pre-temporada del BSN sobre su “opinión” sobre el personal que sería contratado para jugar como refuerzos del equipo. Qué hace un Alcalde comentando sobre posibles fichajes de una franquicia deportiva privada? Como dice el refrán: el que paga, manda.
2. Los Islanders es un ejemplo de subsidio a nivel de gobierno central (corporación pública: Turismo) y municipal (inversión masiva del Municipio de Bayamón en infraestructura y auspicios. El auspicio (léase subsidio) de Turismo cesó… y los Islanders are no more.
3. Liga de Béisbol Profesional de Puerto Rico Roberto Clemente. PEORES. SIGLAS. EVER.
4. El dueño, apoderado y operador de la franquicia? EL MUNICIPIO AUTÓNOMO DE CAROLINA. Nada más con el testigo.
5. Dan ganas de comenzar una campaña de redes con fotos de estadios y canchas vacías con las luces prendidas con el hashtag #AlcaldeApagueLaLuz
6. Hay muchas otras preguntas que quedan sobre el tintero como, por ejemplo, si estos subsidios son justificados, que quedan fuera del ámbito de este ensayo.
7. Cabe señalar que el artículo sobre el Municipio de Guayama al cual hacemos referencia fue parte de un esfuerzo de diferetes departamentos del periódico El Nuevo Día por brindar un retrato de Guayama hoy en día.
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